La DEA confió en el jefe de la policía de México. Ahora está acusado de trabajar para “El Chapo”

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Published on: December 9, 2022

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Genaro García Luna fue el arquitecto de la “guerra contra el narcotráfico” en México y, durante más de una década, el más cercano aliado de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés). En la ciudad de Nueva York, en unas semanas, se enfrentará a un juicio por narcotráfico. Peniley Ramírez —productora ejecutiva de Futuro Investigates y ganadora del premio Emmy— ha investigado a García Luna durante diez años. Ahora, junto a María Hinojosa —ganadora del premio Pulitzer— conduce “USA v. García Luna”, el más reciente podcast de Futuro Investigates, que se enfoca en García Luna, la DEA y la “guerra contra el narcotráfico”.

 

Genaro García Luna fue, en un momento dado, uno de los hombres más poderosos de México. Era considerado un intocable. Los oficiales de alto rango de la DEA solían llamarlo “el Hoover mexicano”. Era celebrado por diplomáticos estadounidenses y temido por colegas, activistas y periodistas. Después del presidente, era la segunda persona más poderosa de México en temas de seguridad. La DEA, la CIA y el FBI le otorgaron premios y condecoraciones. Ahora aguarda su juicio recluido en el centro federal de detenciones en Brooklyn. Se le acusa de haber ayudado a Joaquín “El Chapo” Guzmán a traficar más de 50 toneladas de cocaína de México a Estados Unidos.

Su historia conecta la “guerra contra el narcotráfico”, el gobierno estadounidense y el Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo. Y va más allá de él. Es una historia acerca de cómo el gobierno de Estados Unidos escoge y apoya a sus aliados, incluso después de acusaciones de corrupción y conducta impropia.

—Él era un individuo que estaba muy a favor de la DEA. Apoyaba muchísimo los esfuerzos para controlar las drogas. Jamás vi que perjudicara ninguna investigación u operación —dijo Mike Vigil, ex jefe de operaciones internacionales de la DEA.

García Luna trabajó estrechamente con la DEA de 2001 a 2012, el mismo periodo en que ahora se le acusa de haber colaborado con “El Chapo”. Se le imputa haber aceptado más de 50 millones de dólares en sobornos por parte del Cártel de Sinaloa.

Según las acusaciones, García Luna le dio al cártel un salvoconducto para sus envíos de drogas, le transmitió información confidencial acerca de investigaciones en su contra y también datos acerca de cárteles rivales. Afirman que “puso a otros oficiales corruptos en posiciones de poder en ciertas áreas de México controladas por el Cártel de Sinaloa”.  

Vigil no fue el único oficial estadounidense de alto rango que confió en García Luna y, durante esos años, le dio equipamiento, información y millones de dólares de los contribuyentes de Estados Unidos.

En 2020, Seth D. Ducharme —entonces fiscal provisional del distrito de Nueva York— anunció los cargos que se le imputaban a García Luna y agradeció a las oficinas de la DEA en Nueva York y Houston por su trabajo de investigación en el caso. En contraste, años antes, cuando ocurrieron las supuestas actividades criminales, García Luna estaba a cargo de millones de dólares estadounidenses que iban a México para impedir el narcotráfico en la frontera sur de Estados Unidos.

Entre 2001 y 2006, García Luna estuvo al frente de la Agencia Federal de Inteligencia, el equivalente del FBI en México. Luego, en 2006, fue designado como Secretario de Seguridad Pública, una institución que controlaba los equivalentes mexicanos de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), la DEA y el sistema federal de prisiones.

México declaró la “guerra contra el narcotráfico” a finales de 2006. Desde entonces, el gobierno estadounidense ha enviado más de 3.3 millones de dólares a través de un acuerdo bilateral conocido como la Iniciativa Mérida.

—Como Secretario de Seguridad Pública, (García Luna) se desempeñó muy bien. Recibió mucho equipamiento a través del plan (la Iniciativa Mérida), y las cosas que México necesitaba, como helicópteros, entrenamiento para vuelos federales de la policía y otras agencias. Fue el arquitecto de las reformas de seguridad para México —añadió Vigil.

Los documentos públicos demuestran que la “guerra” ha sido un fracaso. Cerca de 360 mil personas han sido asesinadas en México desde 2006. Los cárteles mexicanos ahora distribuyen su mercancía en cinco continentes y han sido declarados “empresas globales” por autoridades de diferentes países. En Estados Unidos, la crisis de las drogas fue considerada una emergencia nacional. Más de 932 mil personas murieron producto de sobredosis en Estados Unidos entre 1999 y 2020.   

En México, durante años, García Luna estuvo a cargo de esos fallidos esfuerzos para ganar la “guerra”.  

Vigil ofreció una posible razón: “García Luna y (el ex presidente Felipe) Calderón desarrollaron “la estrategia del secuestro”. Consistía en eliminar a los líderes de los cárteles. Atraparon a 25 de 36. Pero creo que no se dieron cuenta de que al deshacerse de los cabecillas, los cárteles se fragmentarían y eso crearía más violencia”.

Documentos de la auditoría federal mexicana muestran que parte del equipamiento donado por Estados Unidos fue reportado como “perdido”. La prensa también descubrió que García Luna espiaba a los políticos y gastó millones de dólares en producir una serie de televisión que lo presentaba como un héroe. En la serie, usaron policías como extras, cuarteles de policía como locaciones y un helicóptero donado por Estados Unidos para filmar las escenas de acción.

Antes de dejar su cargo, García Luna se enfrentó a críticas porque vivía en una residencia de lujo, mientras tenía el sueldo de clase media de un funcionario público. Fue citado por el congreso mexicano para que respondiera acerca de su fortuna y las alegaciones de que algunos funcionarios bajo su mando eran corruptos y violaban los derechos humanos. Negó la corrupción y la conducta impropia.   

Incluso después de estos escándalos, obtuvo una visa de inversionista en Estados Unidos y se mudó a una casa valorada en tres 3.3 millones de dólares en diciembre de 2012.

Seis años después, durante el juicio de “El Chapo” Guzmán, un antiguo líder del Cártel de Sinaloa declaró en su testimonio que le había dado millones de dólares de sobornos a García Luna cuando este era un oficial mexicano de alto rango, a la vez que un aliado del gobierno de Estados Unidos. En diciembre de 2019, García Luna fue arrestado en Texas, acusado de conspirar con el Cártel de Sinaloa. Se declaró inocente.

Un futbolista frustrado

García Luna nació en 1968 en la ciudad de México. Creció en una familia católica tradicional que vivía en un vecindario de clase trabajadora; en su infancia, ayudaba a su padre con el negocio de la familia: una pequeña compañía de mudanzas. Soñaba con convertirse en futbolista profesional, pero nunca lo logró. A finales de los ochenta, fue contratado por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, el equivalente mexicano de la CIA. Esta era una nueva institución que había surgido producto de la fuerte presión de Estados Unidos para que se profesionalizara la seguridad en México luego del asesinato del agente de la DEA Enrique “Kike” Camarena. 

Sus antiguos colegas dijeron que García Luna estaba fascinado con todo lo estadounidense, desde el programa policiaco CSI hasta la cantante Donna Summer, y que también estaba obsesionado con el poder. Recuerdan que les cargaba los maletines a sus jefes y les abría las puertas. En conversaciones privadas con sus superiores, sus ex colegas recuerdan que repetía constantemente: “sí, señor” .

Comenzó como agente de seguridad, que era más o menos un espía de bajo rango. Entonces, en tan solo una década, se elevó hasta llegar a la jefatura de la Agencia Federal de Investigaciones en México. Y, seis años más tarde, fue designado por el entonces presidente Calderón como Secretario de Seguridad Pública.

—Tenía un talento para convencer [a] los presidentes. Convenció a Vicente Fox y Felipe Calderón. Tenía información de mucha gente y muchos funcionarios. Eso, por algún motivo, les gustaba [a los presidentes] —dijo Javier Herrera Valles, un antiguo oficial de alto rango del sistema de seguridad federal, que fue su subordinado.

Herrera Valles añadió que García Luna permitió que agentes estadounidenses interrogaran a detenidos y les dio acceso a drogas confiscadas, a pesar de que eso era ilegal en México.  

—Los trataba muy bien —dijo.

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Un caso de alto perfil

García Luna es el oficial mexicano de mayor rango que jamás se haya enfrentado a un juicio en Estados Unidos. Este es también el caso más influyente que se haya derivado del juicio contra “El Chapo” Guzmán. 

Sin embargo, César de Castro —el abogado de García Luna— escribió en un documento entregado a la corte que el juicio venidero no atraerá titulares en los principales medios de prensa estadounidenses, debido a que su cliente es “casi un desconocido” en Estados Unidos. 

La DEA se negó a conceder una entrevista para esta investigación, y De Castro no respondió a nuestra solicitud.

Los documentos de la corte en el juicio que se avecina mencionan que los fiscales tienen millones de páginas de investigaciones acerca de García Luna llevadas a cabo por agencias federales y locales. También mencionan que varios testigos están dispuestos a declarar en su contra.

—(García Luna) siempre estuvo dispuesto a hacer demasiadas cosas para la DEA —dijo Vigil.

Hasta el momento, este caso no cuestiona la relación de la DEA con García Luna.

*Roxana Aguirre, María Hinojosa y Sofía Sánchez contribuyeron con este artículo. Foto de portada: AP Photo/Dario Lopez-Mills.

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