Me obsesioné con un personaje de ficción; resulta que es real

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Published on: December 9, 2022

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María Hinojosa se obsesionó con un ex oficial de alto rango del gobierno mexicano, que ahora es acusado en un juicio en Nueva York por conspirar con “El Chapo”. Hinojosa ahonda en por qué trabajó en “USA v. García Luna”, el más reciente podcast de Futuro Investigates. También considera por qué estima que el caso contra Genaro García Luna debería conducir a Estados Unidos a mirarse por dentro y hacerle frente a los fracasos de la “guerra contra el narcotráfico”.

 

No estaba interesada en darle cobertura a la historia de “El Chapo”. Ya había suficientes periodistas y editores que contribuirían a continuar con la amplificación del estereotipo del peligroso narcotraficante mexicano, que salió de la nada y se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo.

No me interesaba en lo absoluto.

Pero la pandemia me sorprendió en América Latina, y me dio por mirar Netflix en español. Había una serie llamada El Chapo. Tenía curiosidad en ver si los mexicanos mostrarían su historia como algo multidimensional, y me asombró comprobar que lo habían hecho. Basada en gente de la vida real con nombres cambiados, había un personaje rimbombante que jugaba en ambos bandos. Era la mano derecha del presidente mexicano y se movía en las más altas esferas del poder. Además, hacía negocios con “El Chapo”. Y… era informante de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).

Investigué y descubrí que la prensa mexicana había conectado este personaje en la serie televisiva a un hombre de la vida real llamado Genaro García Luna. Él era en verdad el jefe de la policía, los servicios de inteligencia y las prisiones y, aunque no era abogado, era el consejero principal en cuestiones de seguridad del presidente mexicano Felipe Calderón.

Y resulta ser que García Luna fue arrestado en Texas en 2020, y ahora está recluido en el centro federal de detenciones de Brooklyn. Acusado de colaborar con el narcotraficante para importar cocaína a Estados Unidos, será juzgado en la misma corte y por el mismo juez que “El Chapo” Guzmán.

Este exuberante personaje televisivo expone los verdaderos detalles absurdos de cómo García Luna trepó la escalinata del poder y se mantuvo como un político intocable durante más de una década. Sí, era el carnal de más alto rango, ¿pero cuáles eran las obsesiones que ocultaba en su sótano? Música disco y Donna Summer, baby.

Era un funcionario público que, de algún modo, se las agenció para costearse una casa de tres millones de dólares en Miami. Ah, y creó un programa de televisión que era el equivalente mexicano de CSI, la serie policíaca estadounidense (el original era otra de sus obsesiones).

Esto fue lo que más me atrajo: comprendí que se trataba de una historia —acerca del ascenso al poder de un hombre que supera a la ficción— en la que el crimen real se fusiona con la telenovela.

Lo que me convenció de que tenía que hacer este podcast fue cuando contraté a Peniley Ramírez para que se hiciera cargo de mi unidad investigativa. Ahí me enteré de que ella también estaba obsesionada con García Luna, había escrito un libro acerca de él y lo había investigado durante toda una década.

Y el puntillazo final fue lo mucho que esto se conectaba a Estados Unidos, la DEA y la llamada “guerra contra el narcotráfico”.

Porque yo no me suscribo a la idea del excepcionalismo estadounidense.

Y la telenovela mexicana acerca de “El Chapo” no presentaba al hombre blanco y a la DEA como los héroes de la historia, tal como hizo Narcos. Todo lo contrario. Mostraba sus colores reales y lo corrupta que podía ser la DEA, como nos dijo un antiguo agente para el podcast.

Fue Nixon quien comenzó la “guerra contra el narcotráfico”, pero también fue su administración la que visibilizó ante el mundo los más altos niveles de corrupción.

Ramírez ya había sudado la gota gorda con esta historia. El terremoto de 2017 en la ciudad de México ocurrió unos segundos después de que ella enviara un correo electrónico a García Luna. Entonces, su apartamento se desplomó.

Ahora Peniley Ramírez vive en la ciudad de Nueva York, al igual que yo. Una mexicana más por estos lares (es cubano mexicana). Y ¿adivina quién más vive en la ciudad de Nueva York, no por decisión propia, sino porque lo han forzado a hacerlo?

Genaro García Luna.

Su abogado ha dicho que cuenta con la falta de reconocimiento que tiene en esta ciudad el nombre de García Luna. Bueno, resulta que a mí me encanta exponer la corrupción en los más altos rangos de la sociedad y desafiar esa actitud puritana y santurrona de Estados Unidos.

En su próximo juicio en enero, la fiscalía dice que revelará todos los datos acerca de la corrupción interna al más alto nivel en el gobierno mexicano y sus conexiones con los narcotraficantes. De muchas maneras, esa es una historia vieja.

La novedad —que estoy convencida de que los fiscales no mencionarán— es que la DEA quede desenmascarada no como la salvadora sino como la delincuente y benefactora de su propia corrupción.

Quiero que tú también te obsesiones con García Luna. Y quiero que pienses en la tristemente célebre “guerra contra el narcotráfico” y el problema estructural de “policía bueno” que tiene este país.

No solo se trata de ponerse a señalar con el dedo hacia afuera. También tenemos que mirarnos por dentro.

Ese es el cómo y el porqué de nuestro periodismo investigativo.

 

*Banner photo by Margarita de Jesus

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